Servicio mágico, la especialidad de Disney
Hoy se me ocurrió contarte una historia sobre cómo Disney es capaz de convertir un mal momento en uno mágico.
2016. Habíamos pasado otro día divertido y emocionante en los parques de Disneyland París y pensamos en terminarlo con una cena en el Café Mickey. Rica cena junto a Mickey, Pluto y otros amigos. Un buen plan.
El año anterior ya habíamos cenado allí y la experiencia fue emocionante. Nuestra hija tenía 3 años, así que verla vivir aquella experiencia con los ojos tan abiertos, recibiendo la visita de cada personaje en la mesa, fue increíble. Junto a eso, la comida, aún no siendo lo mejor que habíamos probado, nos gustó, así que decidimos repetir al año siguiente.
Las comidas con personajes a veces no se caracterizan por tener los mejores platos y tampoco son baratas, ¡pero la experiencia merece la pena!.

Cuando llegamos, vimos que había muchísima gente en la cola y tardamos en entrar, pero no nos importó. Estábamos ilusionados y emocionados. (EMOCIÓN. Es una palabra que no puedo evitar repetir a menudo al hablar de Disney!).
Desde que entras por la puerta de un restaurante con personajes, se nota enseguida un ambiente muy especial. Hay una vibración diferente y bonita.
La noche empezó bien, con una buena atención por parte del personal.
Los personajes empezaron a aparecer y se notaba la alegría en el restaurante. Aquel día disfrutamos de Mickey, Minnie, Goofy, Pluto y Tiger.

Según pasaba el tiempo, empezamos a notar que estaban tardando muchísimo en tomar nota, sacar los platos etc. El personal parecía saturado. La tarde se convirtió en noche y se notaba que el ambiente en el restaurante se estaba enrareciendo. El servicio se alargó muchísimo y hubo gente que se quejó allí airadamente, lo que no ayudaba a relajar el ambiente.
En mi opinión, ese tipo de protestas en un lugar así, sólo sirve para enfadar a más gente y hacer sentir mal a los niños, que seguramente, no entienden lo que está ocurriendo.
Tardaron tanto con los platos, que los personajes volvieron a salir varias veces más, algo que no habíamos visto en nuestro anterior viaje.
Tratamos de entretener a la pequeña con todo tipo de juegos, muñecos etc. pero esperando a los postres, la pobre se quedó dormida en la mesa.
Cuando el camarero llegó a recoger el segundo plato, le pedimos la cuenta y que no nos sacase el postre, ya que si esperábamos más, perderíamos el últimos bus que nos llevaba al hotel. El se disculpó e insistió en que nos sacaría el postre cuanto antes, pero no podíamos quedarnos más. Fue una lástima.
Entramos a cenar sobre las 20h y salimos unos 20 minutos antes del último autobús, que se iba a las 23. Por suerte alcanzamos el autobús de vuelta, pero llegamos al hotel con un sentimiento agridulce, con la niña dormida y ¡sin postres!.
A la mañana siguiente, nos sentíamos frustrados y decidimos acercarnos al Guest Service (la oficina de atención al cliente), para contarles lo que había ocurrido. Preguntamos si había alguien que hablase español para poder explicarnos mejor, y un castmember que hablaba varios idiomas nos atendió enseguida.
En los parques Disney es muy normal encontrar gente que hable varios idiomas, así que la comunicación no tiene porqué ser un problema en caso de necesidad.
Le contamos a la persona que nos atendió lo sucedido en el Café Mickey y lo primero que hizo fue pedirnos disculpas. Justo después hizo unas llamadas para informase de lo ocurrido y en un par de minutos volvió con nosotros. Nos dijo que, al parecer, habían tenido varios problemas con el personal, y fue imposible atender todas las reservas a tiempo y correctamente. Volvió a pedirnos disculpas y entonces se dirigió a nuestra hija y literalmente le dijo:
“Tú sabes que Mickey es el jefe aquí, ¿verdad?. Bueno, pues he hablado con él y me ha dicho que no puede venir a atenderte en persona, que te pida perdón por ello, y que te dé éste regalo de su parte”.
Le entregó un peluche de Mickey que a la pequeña le encantó, porque, ¡era de parte del mismísimo Mickey Mouse! Además, nos dio 3 pases para poder acceder a las atracciones que quisiéramos sin hacer fila.

Salimos de allí encantados y nos dimos cuenta de lo especial que es el servicio siempre en los parques Disney.
Siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano. Te intentarán ayudar con el idioma, hacerte las cosas más fáciles.. Te devolverán una sonrisa o un gesto cómplice en cualquier momento. Pero sobre todo, intentarán que no se pierda la magia.
Lo que podía haberse convertido en un mal recuerdo, se convirtió en una de las experiencias más especiales que hemos vivido allí.
Así de especial es Disney.
¡Que linda historia Mari José!
Muchísimas gracias Vanessa, me alegro de que te guste!